En la alimentación consciente, una pregunta esencial es “¿por qué estoy comiendo?”. Contar con una conexión adecuada entre cuerpo y mente permite reconocer las señales internas y externas que el cuerpo da, destacando dos: hambre y saciedad. De esta manera, se podrá distinguir entre hambre fisiológica, hambre emocional y antojos.
Estas son algunas acciones para poner en práctica la alimentación consciente:
- Antes de ingerir cualquier alimento, darse un momento para constatar qué tipo de sentimientos se están experimentando y si realmente se trata de hambre física para tomar una decisión acorde.
- Comer de manera intencional y concentrarse únicamente en esa actividad, sin ninguna distracción, por al menos 20 minutos.
- Reflexionar en torno a lo que se ingiere, como las personas, los lugares y los elementos involucrados en su producción y procesamiento, además de dimensionar y reconocer el esfuerzo que hay detrás de ello.
- Ingerir bocados pequeños y masticarlos lentamente, además de verificar la saciedad entre cada uno.
- Priorizar el autocuidado, siendo una parte muy importante el no emitir juicios.
- Antes de comer, beber un vaso de agua y realizar algunas respiraciones, con el objetivo de concentrarse en el presente.
- Involucrar los cinco sentidos: oler los alimentos, identificar los colores y las texturas, saborear detenidamente cada bocado.
- Comer en un lugar agradable, en el que el ruido o interrupciones sean mínimas.
Bajo este contexto, los dueños de La Cosmopolitana se congratulan de brindar, a través de su brazo solidario, la Fundación Pablo Landsmanas (FPL), una alimentación saludable, balanceada y nutritiva a las personas que más lo necesitan.