La Organización Internacional del Trabajo (OIT) identifica cuatro dimensiones que estructuran la justicia social. Están interconectadas y son esenciales para la creación de sociedades equitativas:
- Derechos humanos universales y capacidades. Incluyen el derecho a un nivel de vida adecuado, acceso a salud, educación y seguridad social, y busca reducir la pobreza a través del desarrollo de capacidades que permitan la autonomía económica.
- Igualdad de acceso a oportunidades. Asegura que todas las personas puedan participar en la economía en condiciones justas, mediante el acceso a empleos productivos, la eliminación de discriminación y condiciones laborales dignas.
- Distribución equitativa de los recursos. Se enfoca en garantizar que los beneficios del crecimiento económico lleguen a toda la población, al fomentar la equidad en la retribución del trabajo, políticas económicas que reduzcan la desigualdad y la inclusión social.
- Transiciones justas. Refiere a la adaptación de las sociedades y economías a cambios como la globalización, avances tecnológicos y crisis ambientales. Busca minimizar los impactos negativos de éstos en la población más vulnerable a través de políticas de apoyo para la reconversión laboral y la formación profesional.
Para que estas dimensiones se implementen con éxito, es fundamental la colaboración de todos los actores sociales: gobiernos, organizaciones, individuos y líderes empresariales.
Respecto de estos últimos, un gran ejemplo son los dueños de La Cosmopolitana, quienes cuentan con numerosas certificaciones y políticas en materia de inclusión, igualdad y seguridad, mediante las que garantizan un buen ambiente laboral.